El que el bailarín se haya refugiado en América la tierra de
la libertad, solo muestra la represión que se vivía en Rusia durante la guerra
fría, no solo políticamente si no también artística y culturalmente. Me gusta la parte en que el le comenta a su
vieja amiga bailarina que ya ha bailado Balachine y le muestra su nueva forma
de movimiento, mas orgánica, natural y libre. Ella se conmueve con su discurso.
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